jueves, 9 de febrero de 2012


Ejército imperial mundial

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Nada más parecido a la oposición venezolana que la bielorrusa. O iraní. He visto las tres de cerca y he sobrevivido. Tienen a los Estados Unidos como Dios o, peor, como lo Único Visible. De ese rasgo patético dependen todos los demás.
  Dicen que Venezuela está aislada internacionalmente cuando solo está levemente alejada de los Estados Unidos porque sus sinapsis solo captan lo gringo: cine, comida, ropa, valores. Y de los Estados Unidos no asimilan lo mejor: Mark Twain, Louis Armstrong, William Faulkner; sino Paris Hilton, McDonald's, la familia Bush, Condoleezza.
  Esa reducción la mantiene siempre lista cual scouts para actuar como y donde le ordenen. Hay peores: el corrincho mercenario que tiene a Siria en jaque y destruye a Libia bajo este apagón mediático; los paracos de la finca Daktari, que operan también en Colombia y México y afinaron puntería en Llaguno; los alcaldes guarimberos. No soy alarmista, pero es mi deber advertirte que la última vez que ese dúo dinámico se juntó, dio un golpe de Estado, apresando y humillando gente por TV; asediando una embajada, por TV; incautando llaves de vehículos como faroleó López, por TV… Idéntico patrón: matan gente > acusan al gobierno > destruyen el país en bombardeos humanitarios. Míralos. Por TV.
  Han arruinado las primaveras árabes una a una, causaron la interminable tragedia libia, amenazan también en los Estados Unidos, Nicaragua, Osetia, Rusia, Ucrania, Venezuela a partir del 7 de octubre. Extenuaron su musculatura en Venezuela, pero algo intentará el Imperio en su obvio objetivo de encochinar el Planeta.
  El último grito es desconocer cualquier elección que no guste al Imperio. El Departamento de Estado se pretende un CNE planetario que sentencia qué elecciones son válidas. Y si no le agradan, ordena a su servidumbre local acciones que van desde la marcha serena para la TV hasta hostigamientos mortíferos para la TV, como en Siria, con la imploración arrastrada de otra intervención imperial.
  De paso, ¿por qué en las calles de Bielorrusia no se ven los mendigos que se ven en Fráncfort o en París bajo este invierno mortífero? Es por una duda que tengo.
  Hay más despreciables: quienes saltan talanqueras. Pero de tales me ocupo en este otro lugar: http://j.mp/mXfC4Z.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

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